12 de septiembre de 2011

Los mejores líderes son los que escuchan

John C. Maxwell en su libro "Liderazgo, principios de oro" en el capítulo 6 habla de lo importante que es saber escuchar para las funciones de liderazgo. A manera de introducción al tema, el autor hace referencia a otro libro donde se dice (y con mucha verdad) lo siguiente: Las personas creen: (A) Que son buenos conductores; (B) Que tienen sentido del humor y (C) Que saben escuchar. Pero precisamente de esto último es de lo que más adolecemos.
Todas las personas creemos que sabemos escuchar aunque casi siempre es lo contrario. Le damos más importancia al hablar que al escuchar y la gran mayoría de las veces las personas en el trabajo se sienten desmotivadas porque su mismo jefe no les pone la atención suficiente al escucharlos.

Oímos, pero oír no es lo mismo que escuchar. Dice Maxwell que cuando oímos sin escuchar nuestro liderazgo sufrirá por ello, y nuestros seguidores también. Como ejemplo, el autor recuerda un estudio donde se afirmaba que: “Oímos la mitad de lo que se dice, escuchamos la mitad de lo que oímos, comprendemos la mitad de ello, creemos la mitad de aquello y recordamos apenas la mitad de eso.” Un dato interesante sin duda y aunque parezca chusco, en el fondo el concepto sabemos que es real: No sabemos escuchar como es debido.

Es así como el texto trata de convencer al lector de que saber escuchar lo convierte en mejor líder. Para ello, se definen ciertas conclusiones (que se describen a continuación) en cuanto al impacto que tiene escuchar bien, precisamente, sobre el liderazgo:

Comprender a las personas precede a dirigirlas.
Los líderes tocan el corazón antes de pedir la mano. Ser sensible a las expectativas y sueños de los miembros del equipo es esencial para establecer un vínculo con ellos y motivarles, ya que no es posible establecer una conexión con alguien sin intentar escucharle y comprenderle. El liderazgo se basa precisamente en la compresión del individuo.

Escuchar es la mejor forma de aprender.
No es accidente que tengamos una boca pero dos oídos. Como decía un conocido conductor de televisión: “Nada de lo que diré hoy servirá para enseñarme nada. Así que si algo he de aprender, será por medio de escuchar”. Cuando no escuchamos, obstruimos una gran parte de nuestro potencial de aprendizaje ya que las personas nunca dejamos de aprender y la mejor manera de hacerlo es escuchar a todas las personas que nos rodean.

Escuchar puede evitar que los problemas se agraven
Un proverbio cheroqui reza: “Escucha los susurros y no tendrás que escuchar los gritos”. Los buenos líderes prestan atención a los asuntos pequeños, a su intuición y a lo que no se dice. Es necesario permitir que los demás nos digan lo que necesitamos oír y no solo lo que queremos oír. El autor afirma que a medida que el líder va escalando su nivel es frecuente que pierda la capacidad de escuchar a su equipo principalmente porque está enfocado al resultado, sin embargo, es cuando el líder tiene la mayor necesidad de escuchar, de esta forma la información le llegará de manera precisa. Concluye que los oídos sordos son el primer síntoma de una mente cerrada, y ésto es una forma de lesionar el liderazgo.

Escuchar establece una relación de confianza
Los líderes eficientes siempre son buenos comunicadores, pero eso no significa que solamente sean buenos oradores. Escuchar edifica la confianza, la cual es fundamental en todas las relaciones duraderas. Cuando los líderes hacen lo contrario y no escuchan, dañan la relación con sus seguidores. Cuando éstos ya no creen que sus líderes están escuchándoles, empiezan a buscar a alguien que sí lo hará. Los líderes pueden cometer el error de solamente expresar sus propias ideas y sentimientos olvidando que al contrario, las personas entre más se sientan escuchadas y comprendidas se sentirán mas motivadas.

Escuchar puede mejorar a la organización
¿Es posible ser líder sin escuchar? La respuesta es SÍ. ¿Es posible ser un buen líder sin escuchar? La respuesta es NO. Sencillamente no sucede porque uno nunca puede obtener lo mejor de los demás si desconoce quiénes son, dónde quieren ir, porqué les importa, cómo piensan y lo que tienen que contribuir.

John Maxwell termina este capítulo de su libro expresando: “Cuando un líder escucha, recibe las perspectivas, conocimiento, sabiduría y respeto de los demás. Eso pone los recursos de una organización en marcha, listos para ser dirigidos para el cumplimiento de la visión y el cumplimiento de sus metas. ¡Que regalo más maravilloso!

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